Madura
La piel madura, en general, está más expuesta a los factores ambientales y tiende a desarrollar ciertas enfermedades cutáneas.
Se caracteriza por ser seca y áspera al tacto, tener arrugas y haber adquirido algunas irregularidades en la pigmentación. Con el paso del tiempo, la piel pierde elasticidad, firmeza y tonalidad; es más frágil y cicatriza peor, los capilares sanguíneos se dilatan más, dando lugar a las antiestéticas “venitas”.